La presentación de las medidas de regeneración democrática ha resultado una descafeinada sesión. Lo sustancial, han sido los rifirrafes del Presidente con Feijóo al que está festejando para que rompa definitivamente con Vox y se una al centrismo político de estado, inaugurado con el acuerdo para la renovación del poder judicial. Renovación pactada a beneficio del PP y que ha abierto, se vio en el debate, las costuras del bloque que apoya al gobierno.
Lo que el Presidente busca, vana quimera, es que una parte del voto de centro, como en otras memorables ocasiones, vaya al socialismo. Eso no va a ocurrir en las próximas elecciones sean en 2027, en 2026 o el año que viene.
Y no va a ocurrir porque siendo probable que el próximo congreso popular redimensione el partido hacia posiciones menos extremas no por ello variará la política en las autonomías que gobierna y que son la dimensión práctica del centrismo en el partido popular. Y esa válvula de seguridad, de tranquilidad electoral de año y medio con la que cuenta Pedro Sánchez, es bastante probable que estalle cuando algunas autonomías prefieran probar las urnas, a la madrileña, y buscando mayorías absolutas desbaratar los cálculos del Presidente.
La debilidad electoral de Pedro Sánchez se evidencia cuando pierde la perspectiva y se enroca en su situación nuclear dando por hecho, pasó décadas en Andalucía, que el temor a la derecha es una bula atemporal.
La transparencia está en abrir los secretos oficiales, antes de que un Martin Villa de turno los queme para que nadie se entere de qué pasó realmente, y la regeneración democrática de calado está en decisiones de estructurales del sistema político como la Ley Electoral que sistemáticamente evidencia la desigualdad del valor del voto de los españoles según en qué provincia se vote. La mayor corrupción de la democracia es la desigualdad de los españoles por el lugar de nacimiento, versus residencia.
¿Piensa el Presidente en esta cuestión? El sistema electoral favorece a unos votantes sobre otros, incumpliendo el precepto de que todos los españoles son iguales ante la ley. El voto de un elector de provincias poco poblada puede valer hasta 3 o 5 veces más, dependiendo de la votación al Congreso o al Senado, que otro de provincias como Madrid o Barcelona.
¿Piensa en una reforma de la LOREG, obviamente sin el partido popular, el principal beneficiario de la ley electoral actual?
La primera regeneración democrática estaría en cambiar el sistema electoral porque ahí está el vicio de origen que nos ha traído esta polarización, política más que ideológica. Dándose la paradoja de que España, que sondeo tras sondeo según todas las encuestas del CIS, se sitúa ideológicamente en el centro izquierda, resulta que, si no fuera por los nacionalismos de derecha, estaría gobernado por la derecha dura y la ultraderecha.
¿Cómo piensa el Presidente, si es que le preocupa hacer algo respecto a esta cuestión?
En una entrevista en televisión, al presentarse para las primarias después del periplo por España pidiendo el voto a su persona (consiguió con el 60 por ciento de votos) Pedro Sánchez reclamaba el desbloqueo de las candidaturas al Congreso para que los votantes pudieran elegir el orden de preferencia para la asignación de escaños.
¿Piensa ahora, el Presidente, en que se desbloqueen las listas abiertas en el Congreso? O ¿eso no le parece relevante para la regeneración democrática?
Y, ¿para cuándo una reforma de la ley de partidos para que se reconozcan obligatoriamente las tendencias o corrientes de partido y que estas deben estar presentes en las listas al Congreso?
¿No le parece, al Presidente, que obligar al debate interno en los partidos ayudaría a la coherencia ideológica y a mayor empatía entre sociedad y política?
Como decía en mi último artículo en estas páginas: la regeneración política hoy tiene que ser necesariamente proactiva y de cambio cultural y contrariamente a como sucedió con el pacto constitucional, los consensos hoy solo pueden aceptarse desde la expresión de la voluntad social, por la urnas, y desde la igualdad del valor del voto, se viva donde se viva.
La regeneración no solo va de reformas estéticas sino, principalmente, de calado. De facilitar que la España real tenga su representación proporcional en las instituciones políticas que son las que hacen las leyes y conforman la sociedad.