Desde que se celebraron las primeras elecciones democráticas se está hablando de la conveniencia, o no, de cambiar la ley electoral. Ahora vuelven a cuestionarse sobre si establecer listas abiertas para el Congreso, y/o modificar el sistema de adjudicación de escaños que se realiza por la aplicación de la Ley de Hondt, aplicando otros mecanismos.
El debate está abierto sobre qué hacer con los restos electorales para que se pierdan los menos votos entre los restos electorales, es decir, aquellos no contabilizados por la ley d’Hondt.
Sobre la posibilidad de incluir una encuesta en el reverso de las papeletas de votación, de contestación voluntaria, a fin de que cada partido pueda preguntar a sus votantes y conocer la opinión de quienes les votan.
También se planea a discusión si habría que incidir en la Ley de Partidos sobre la oportunidad de que las listas al congreso, abiertas con ordenación de preferencia, tengan que incluir candidatos de tendencias minoritarias, con el propósito de aumentar la pluralidad y democratización en los partidos.
Otro debate abierto es sobre las circunscripciones y su desigual peso demográfico. Circunscripciones desiguales en población provoca que el voto en las más pobladas tenga menos valor que en las menos pobladas. Como ejemplo, un diputado en Madrid representa a cuatro veces más población que un diputado en Soria, de modo que el voto de un soriano vale cuatro veces más que el de un madrileño.
Y un largo etcétera de cuestiones que pueden y deben ser evaluadas para buscar cómo enriquecer la calidad democrática del sistema electoral.
Esta es un aprubena realizada desde Cuisine et Santé, el 7/8/2023